Logo
Eje Cerebro Intestino

¿Qué son los trastornos cerebro-intestino y cómo podemos tratarlos de manera integral?

Autor: Dr. Pío Barquero
Publicado:

Durante años, los trastornos gastrointestinales funcionales —como el síndrome de intestino irritable o la dispepsia funcional— fueron considerados “misteriosos” por su complejidad diagnóstica y su escasa respuesta a tratamientos convencionales. Hoy sabemos que muchos de ellos no son “del estómago” ni “del colon” únicamente, sino parte de algo más amplio: los trastornos de la interacción cerebro-intestino (TICI).


¿Qué son los TICI?

Los TICI son condiciones que resultan de una disfunción en el eje cerebro-intestino (ECI), una red de comunicación bidireccional que conecta el sistema nervioso central con el tracto gastrointestinal. Esta red regula funciones como la motilidad, la sensibilidad visceral, la secreción y la respuesta inmunológica, todo influenciado también por la microbiota intestinal.


Cuando este eje se altera, surgen síntomas digestivos que no siempre tienen una causa estructural evidente: dolor abdominal, distensión, cambios en el tránsito intestinal, náuseas, saciedad temprana, entre otros.


¿Qué tipos de TICI existen?

Los TICI se clasifican según la región del tracto digestivo afectada. Estas son las principales categorías:


TICI esofágicos: disfagia funcional, pirosis funcional.

TICI gastroduodenales: dispepsia funcional, náuseas, vómito funcional, gastroparesia.

TICI intestinales: síndrome de intestino irritable (SII), distensión funcional, dolor abdominal crónico.

TICI anorrectales: incontinencia fecal funcional, estreñimiento funcional, dolor rectal funcional.


¿Qué síntomas suelen acompañar a los TICI?

Los síntomas varían según la localización del trastorno, pero frecuentemente incluyen:

Dolor abdominal sin causa aparente.

Diarrea, estreñimiento o ambos (SII mixto).

Sensación de plenitud con poca comida.

Distensión abdominal.

Náuseas o vómito persistente.

Molestias al defecar o sensación de evacuación incompleta.


Estos síntomas suelen coexistir con ansiedad, depresión, trastornos del sueño o hipervigilancia corporal. Por eso, el abordaje debe ser integral.


¿Qué papel juegan los neuromoduladores?

Los neuromoduladores son medicamentos que modulan la señalización del dolor a nivel del sistema nervioso central y periférico. Aunque algunos se conocen como antidepresivos, anticonvulsivantes o antipsicóticos, su uso en TICI se enfoca en la modulación del eje cerebro-intestino, no en tratar depresión o esquizofrenia.


El término “neuromodulador” ayuda a evitar el estigma y a comunicar mejor su objetivo terapéutico.


¿Cómo actúan?

Actúan principalmente en tres niveles:

Reducción de la hipersensibilidad visceral (dolor digestivo sin causa orgánica).

Modulación del tono autonómico y respuesta del SNC al estímulo digestivo.

Estimulación o inhibición de neurotransmisores como serotonina, dopamina y noradrenalina, para equilibrar la percepción digestiva.


Clasificación general de neuromoduladores en TICI

Centrales:

Antidepresivos tricíclicos (ATC): amitriptilina, imipramina. Reducen dolor visceral y tránsito intestinal. Útiles en SII con diarrea.

ISRS (inhibidores selectivos de recaptura de serotonina): escitalopram, fluoxetina. Aumentan motilidad pero tienen menor efecto analgésico.

IRNS (serotonina/noradrenalina): duloxetina, venlafaxina. Efectivos en dolor crónico y pacientes con ansiedad o fibromialgia.

Tetracíclicos: mirtazapina. Aumenta apetito, reduce náuseas. Útil en pacientes con pérdida de peso.

Azapironas: buspirona. Mejora acomodación gástrica y ansiedad.

Antipsicóticos atípicos: quetiapina, olanzapina. Control de náusea y ansiedad refractaria.


Periféricos:

Delta-ligandos (gabapentinoides): gabapentina, pregabalina. Útiles en dolor neuropático asociado, como en SII severo.

Anticonvulsivantes: topiramato, baclofeno. Tienen indicaciones específicas como el vómito cíclico o la distensión.


¿Qué considerar antes de usarlos?

El uso debe ser individualizado según los síntomas, comorbilidades y tolerancia.

Se recomienda empezar con dosis bajas y escalar gradualmente.

Es fundamental informar al paciente sobre su uso, efectos esperados y posibles efectos secundarios.

La colaboración con psiquiatría es clave cuando hay comorbilidad ansiosa o depresiva.


¿Qué otras estrategias existen?

La neuromodulación no farmacológica también es relevante:


Terapia cognitivo-conductual (TCC): ayuda a reducir la hipervigilancia y la ansiedad relacionada con los síntomas digestivos.

Mindfulness y técnicas de relajación.

Modulación vagal no invasiva: en investigación, pero prometedora.


También se debe cuidar el contexto psicosocial, la dieta (FODMAPs en algunos casos), y fomentar la educación al paciente para que comprenda su diagnóstico y su plan de manejo.


¿Por qué hablar de esto?

Porque los TICI son más comunes de lo que imaginamos, pero muchas veces no se reconocen ni se tratan adecuadamente. Las personas afectadas suelen consultar múltiples veces sin obtener respuestas claras, lo que genera frustración, ansiedad y cronificación del malestar.


Como profesionales de la salud, tenemos la oportunidad de cambiar esa narrativa desde un enfoque integrador, informado y empático.


Reflexión final:

Hablar de trastornos cerebro-intestino es hablar de una nueva forma de entender la relación entre cuerpo y mente. No es que “todo esté en la cabeza”, sino que el sistema digestivo y el nervioso trabajan en equipo. Y cuando hay disonancia, hay síntomas. Por eso, entender, validar y tratar de forma integral es esencial.



Bibliografía y fuentes consultadas

1. Gómez-Escudero O, Remes-Troche JM, Coss-Adame E, et al. Recomendaciones de buena práctica clínica para el uso de neuromoduladores en gastroenterología: revisión conjunta de expertos de la Asociación Mexicana de Gastroenterología y Asociación Mexicana de Neurogastroenterología y Motilidad. Rev Gastroenterol Mex. 2025. https://doi.org/10.1016/j.rgmx.2024.12.001

2. Drossman DA. The Functional Gastrointestinal Disorders and the Rome Criteria. Rome Foundation. 2016.

3. Tack J, et al. Functional GI disorders: beyond Rome IV. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2021;18(2):73–86.